En la República de Italia, como en la mayoría de los países de la Unión Europea, se ha incrementado la demanda de abogados especialistas en la rama criminal, el derecho penal y procesal. Este fenómeno esta indisolublemente asociado a las recientes tendencias migratorias que mantienen un flujo ininterrumpido desde países del propio continente, así como también de Latinoamérica y el Caribe. Sin importar si el motivo del flujo es la inmigración, el turismo o la permanencia por períodos, trae aparejado un aumento de los índices de criminalidad del país. Ante esta realidad surge una demanda constante de abogados especializados en derecho criminal que puedan ofrecer sus servicios para la solución de conflictos de esta naturaleza.
En Italia los letrados deben estar colegiados y con la debida autorización que es de carácter obligatorio para que un abogado pueda ejercer su profesión dentro de cualquier provincia de la república. Suman muchos los españoles que se han radicado en el país y están ejerciendo la abogacía dentro de cualquier comuna, ofreciendo servicios en idioma italiano y en español. Esta dualidad de idiomas permite atender innumerables emigrantes de diversos orígenes de habla hispana como los argentinos que componen el mayor por ciento de los extranjeros radicados en la república.
Para quienes están necesitados de un abogado criminalista, ya deben saber que enfrentan un engorroso proceso jurídico y que inevitablemente necesitan asesoría especializada en materia penal. La situación aún se torna más difícil cuando la persona es un emigrante con o sin estatus migratorio regulado, solo por el simple hecho de estar fuera de su país y ante un idioma que no maneja. En casos así, contar con un abogado criminalista español radicado en Italia puede ser un faro de luz en medio de la negra noche. Este letrado será un buen guía y asesor jurídico que podrá orientarle al respecto de las circunstancias que rodean su caso, los cargos, la posible condena y los recursos para enfrentar la defensa. Este abogado de habla hispana podrá ofrecerle una comunicación en español nativo y sorteando las barreras idiomáticas y culturales que tanto dificultan el entendimiento de los complejos procesos judiciales. Generalmente estos letrados poseen un conjunto de condiciones que complementan el ejercicio satisfactorio de su profesión desde una postura ética y humanista comprendiendo casi en carne propia la situación en la que se encuentra su representado.
